Reflexiones
pedagógicas en torno a las políticas de inclusión en el aula regular
Palabras clave:
Diversidad, subjetividad, inclusión, diferente, sujeto, inclusión social,
discapacidad, cultural, identidad, exclusión, integración, diferencia, otredad.
Hablar
de diversidad hoy implica asumir una mirada pluriétnica, diversa, incluyente,
sin etiquetamientos, sin distingos socioespaciales, pero me llama la atención
como en nuestra cotidianidad social, escolar y en general cultural somos
excluyentes, marcamos y rotulamos con facilidad. Un caso concreto se vive al
interior del aula, donde las políticas gubernamentales se quedan cojas con los
actos de discriminación que se suceden en las comunidades educativas, tal es el
caso del bullying y en general cualquier forma de maltrato, tanto verbal, como
físico y sicológico; la persecución, las expresiones peyorativas, los chistes
discriminatorios, la exclusión por parte del maestro que en su intento por
ayudar termina por excluir por su desconocimiento de las diferentes necesidades
educativas con las que llegan los niños al aula regular, por el supuesto deseo de integración.
El aula regular no se abre a las necesidades
del niño con NEE, la escuela sola no
puede, pero sin la escuela es imposible
que se abran espacios de socialización para estas personas.
Hoy
se necesita una educación basada en la capacidad, un trabajo con inteligencias
múltiples, currículum integrados y problemáticos, políticas de participación y
capacitación al maestro sin distingos socioespaciales, evitar luchas frontales y de oposición con
mayores posibilidades de acceso a una formación integral, valoración auténtica
aprendizajes, colaborativos y cooperativos, aprendizaje constructivistas,
educación intercultural, aulas regulares con un número de estudiantes moderados
que permitan el trabajo personalizado.
Las
reformas educativas como actos de gobierno, es decir, como acciones a través de
las cuales el Estado establece elementos para orientar las políticas de la
educación, son el resultado de un proceso complejo en el que intervienen
componentes internos y externos a la realidad social y educativa de un país
(Díaz Barriga e Inclán Espinosa, 2001).[1]
Cuando
surge la política de la promoción automática e nuestro país con el decreto Ley 088 del 22 de enero de 1976, las
escuelas se vuelven menos homogeneizantes, sin embargo son paños de agua tibia,
porque tal como lo plantea la profesora Paula Andrea Restrepo en su documento:
Lenguajes en la Educación, una apuesta al reconocimiento de la diversidad.
“El discurso centrado en la deficiencia, en
la falla, en la limitación, en general, el discurso que lee en la diferencia un
déficit, ha sido creado desde la perspectiva de homogenización con una
intención clara de dominio y control a
través de la transformación de lo ajeno, de lo extraño, en parte de lo ajeno, de lo extreaño, en parte de lo mismo, siendo esta una lectura que
anula la complejidad del otro. Afuera – adentro son limites que demarcan
el espacio levantando murallas
simbólicas que violentan la configuración del otro y por tanto lo nombran como
otro deficiente”[2]
Por
su parte FECODE en su afán por intentar
cambios significativos hace su apuesta en el proceso de elaboración de la Ley
general de educación donde se intenta regular de manera general la educación
bajo un clima de participación y discusión; es aquí donde se abre un marco de
consenso, un nuevo capítulo para el sistema educativo colombiano apareciendo
como resultado la ley 361 del 97 con nuevos parámetros de integración.
En
el caso específico de la educación, el primer esfuerzo importante de
acercamiento a lo que se podría llamar un pacto social por la educación, fue el
proceso de elaboración de la Ley General de Educación, que se aprobó en 1994
después de un amplio proceso de discusión y de consultas. Su origen provino de
la iniciativa de la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) de concertar con
el gobierno una ley que regulara de manera general la educación nacional. Esta
iniciativa fue muy bien recibida por la comunidad educativa y por otros
sectores del país, pues respondía a un clima de discusión y participación que
se había desencadenado con el proceso constituyente (Cajiao, 2004).[3]
Vivimos la paradoja
de un mundo que se mueve de dos maneras tal como lo plantea Alain Touraine, una
economía global mundializada y, por otro lado, un mundo en el que nos movemos
en la búsqueda de identidades y en ese orden de ideas cada día se va
difuminando nuestra cultura, la economía de masas trabajada a través de los
medios masivos de comunicación va transformando las formas de vida resultando
como consecuencia que los conceptos de espacio y tiempo cambian como
consecuencia de la forma tan vertiginosa
como circula la información.
El aprendizaje se había desligado de la edad para
tornarse continuo, esto es, a lo largo de toda la vida. Hoy nos encontramos con
un sujeto mucho más frágil, más quebradizo, pero paradójicamente mucho más
obligado a asumirse, a hacerse responsable de sí mismo, en un mundo en el que
las certezas en los planos del saber, como en el ético o el político, son cada
vez menores.[4]
En ese orden de ideas y pese a los muchos intentos
por una educación para la equidad y para la atención a la diversidad, hoy se vive
más una educación para la segregación cuando se hacen; por ejemplo,
adecuaciones curriculares, el cambio se asume por unos pocos, el alumno se
adapta a la integración, las dificultades educativas se consideran propias del
sujeto, una cultura de la solidaridad donde no se promueve el cambio, entre
otros.
Las diferencias educativas se deben dar desde la naturaleza de las diferencias,
los procesos de enseñanza y de aprendizaje dimensionados desde la interacción y
el aprendizaje constructivista, con organización social del aula,
administración de métodos y objetivos, niveles de equidad en ideología y
valores declarados, actitud hacia la mejora escolar con igualdad, justicia,
optimismo, innovación y pluralismo. En suma, cuando se desconoce la diferencia se desconoce la diversidad.
Aunque la legislación por sí
sola no asegura el éxito de la inclusión educativa es un aspecto muy
importante, ya que contar con ella permite establecer derechos y
responsabilidades, articular políticas intersectoriales y sectoriales y
asegurar la prestación y mantenimiento de recursos y servicios.[5]
Pese
a toda la problemática que se ha gestado con la exclusión en el aula, hay un
camino muy interesante por recorrer a favor de escuelas más inclusivas, hay que
empezar por reconocer que aunque el camino es arduo, se hace necesario un
proceso de cambio que debe ser paulatino, gradual, aun sin las condiciones dadas, sin que estas sean favorables porque
si me quedo esperando las condiciones óptimas nunca empezaríamos. El maestro debe ir construyendo las
condiciones para unas condiciones
humanas propicias en el aula, con el respeto por los lenguajes de la
diferencias, en religión, lo sexual, lo cultural, la
diversidad, subjetividad, integración, diferencia, otredad, inclusión, sujeto,
inclusión social, discapacidad,
identidad, exclusión,. En un segundo momento se hace necesario favorecer
la calidad de la enseñanza con ritmos de aprendizaje y teniendo en cuenta las
inteligencias múltiples para contribuir a frenar las desigualdades y la
desintegración en niños que presentan
dificultades de aprendizaje o adaptación a la escuela producto de una enseñanza
tradicional, excluyente, normativa, rígida e inadecuada.
[1] Díaz Barriga,A., & Inclán Espinosa, C. (2001). El
docente en las reformas educativas: Sujeto o ejecutor de proyectos ajenos.
Disponible en: http://www.rieoei.org/rie25a01.htm. Consultado el 31/01/2012.
[2] Paula Andrea
Restrepo G. Licenciada en Educación Especial y Psicóloga de la universidad de
Manizales. Mg. En educación y desarrollo humano – alianza Universidad de
Manizales-Cinde. Estudiante de doctorado en ciencias sociales, niñez y juventud
del centro de estudios avanzados universidad de Manzalez-Cinde. Docente
investigadora de la facultad de ciencias sociales y humanas de la universidad
de Manizales, maestra en educación desde la diversidad.
[3] Cajiao, F. (2004).
La concertación de la educación en Colombia. En: Revista Iberoamericana
de Educación. No 34, pp. 31-47.
[4] Jesús
Martín-Barbero. Saberes hoy: diseminaciones, competencias y transversalidades.
Revista iberoamericana de educación. N.° 32 (2003), pp. 17-34.
[5]
Blanco, R. (En prensa). La atención a la diversidad en el aula y
las adaptaciones del currículo. En A. Marchesi; C. Coll y J. Palacios (comps.).
Desarrollo psicológico y Educación, III. Necesidades educativas especiales y
aprendizaje escolar. Madrid: Alianza Editorial.